Dejé de escribir, simplemente dejé de escribir apenas comenzaba, causaba dolor, me sentaba frente al computador y el llanto llegaba a torrentes, por esa relación que después de varios años me di cuenta de que jamás fue, de que estuve sola siempre en medio de la nada que fue amar a solas. Hoy, pasado un año y algunos días de mi partida, siento libre mis manos y mis alas se extendieron y permitieron mi vuelo hacia la verdadera libertad y el encuentro con el amor verdadero.
En este tiempo que ha pasado, me dediqué a trabajar, leer, escribir y tejer nuevos poemas con el hilo del amor. Amor por mi familia, por mis hijos, por mis nietos. ¡Cuánto perdí, pensando que ganaba! Recuperé mucho de mi vida, más aquellas amistades y la confianza de algunos, no logré reingresar a mi vida. La verdad jamás hice algo por recuperar mis viejas amigas, hice mucho daño con mi partida, no me sentí valiente para enfrentar y decir: Me equivoqué, permitan que regrese. No, jamás lo hice y cada día pienso en ellas, vergüenza siento por mi comportamiento.
En esos actos de amor siempre pensamos hacer lo mejor, actuamos con el corazón en la mano y el cerebro se llena de nubes que impiden pensar con los pies bien plantados en la tierra.
Había dejado de pensar en él, hasta hace un mes en que me encontré con problemas de salud. Una tos seca me ataca, aún lo hace, he visitado varios médicos, todos formulan jarabes, pastillas e inyecciones, cada medicina ha sido vana, hasta que solicité a mi EPS, por favor, me cambiaran de médico. La primero pregunta fue:
- ¿Usted fuma?
- No señor, jamás lo he hecho.
- ¿Ha vivido junto a fumadores?
Entonces regresó, su flaco cuerpo, sus dientes manchados, sus ojos apagados y su tez curtida, regresó junto a la fumarola de sus cigarros. Lo bonito de todo esto es que lo recordé sin temblor, sin ira y sin amor. Solo con la sombra de una enfermedad que se expande poco a poco, así como poco a poco la EPS me brinda sus cuidados. Me siento enferma, más de lo que aparento. Es irónico, no morí de amor, pero quizá si muera por los efectos de ese amor nada grato, nada útil, nada agradable y nada bueno recordar.
Mujer al Desnudo
Comparto con ustedes el monólogo de una mujer después de los 50. Me van a odiar, amar; algunas veces van a llorar y en otras reirán con toda la gana. Todo en este blog es la realidad de una mujer que sueña y se desnuda en su palabras. Pueden dejar sus comentarios al final de cada nota.
5.12.13
14.11.12
Día 1.
Hoy es el primer día de mi vida.
He partido sin mirar atrás. Bajé los escalones sin lentitud, sin rapidez. Ni los ladridos del perro, ni el azote del viento en las ramas de las palmeras, ni la caricia del agua en el riachuelo sobre las rocas; ni los sueños, ni la ilusión, ni el amor, ni el odio, ni siquiera el cansancio, me hicieron voltear la cabeza y mirar aquel lugar amado.
Simplemente no estaré más en ese lugar. He partido.
Salgo de esa casa, con una maleta y mi morral, esas son las únicas cosas materiales que poseo. Lo demás, mi gran riqueza, la llevo repartida entre mi mente y el corazón. Desde hoy cuento con la inteligencia, el deseo de realizar y el más grande de todos mis tesoros: ¡las ganas que tengo de recuperar mis alas!
10.7.12
Presentación
“Mujer al desnudo”, no es más que el despojo de la piel que me cubre las venas, el corazón y que ha de revelar cada tramo de todo esto que siento y pienso. Algo así como una bailarina de barra, que danza mientras arroja al morbo de los hombres que la observan una a una cada prenda, y recibe aplausos, besos, piropos, quizá uno que otro billete de bajo valor. Se que, no he de recibir aplausos, lo más seguro es que al terminar de exponer mi sentimiento, sienta más asco por el amor que el que ahora siento y quizá los hombres y en especial el que consideraba “mi hombre”, reniegue aun más haberme conocido y llamado a formar parte de su vida.
Quiero hablar de sentimientos, ideas, metas, sueños (los cumplidos y los otros, los frustrados, aquellos que tanto anhelaba y que hoy yacen en el nido de donde jamás debían haber salido y que considero lo más importante en mi vida de mujer, a pesar de haber tomado la decisión de abandonarlos. Si. Mis sueños de mujer, esos a los que me aferré y quise realizar junto a él.)
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